Brasil está poniendo en marcha una programa piloto sin precedentes: un sistema de cuentas de ahorro de datos que permite a los ciudadanos monetizar su lo que se conoce huella digital, es decir la información sobre la actividad digital.
A través del programa dWallet, los usuarios brasileños podrán almacenar los datos que generan en línea —desde su actividad en redes sociales hasta sus hábitos de navegación— y recibir pagos cuando empresas accedan a esa información.
La iniciativa, impulsada por la empresa de tecnología DrumWave y Dataprev, marca un paso hacia un modelo donde los datos personales no solo se protegen, sino que también generan valor económico directo para sus propietarios.
¿Qué es dWallet y por qué importa?
dWallet es una plataforma que convierte los datos personales en un activo económico. En lugar de entregar esta información de forma gratuita a grandes plataformas digitales, los usuarios pueden decidir qué datos compartir, con quién, y a cambio de qué.
Para asignar valor a la información, el sistema utiliza un modelo llamado DIM (Data Information Meaning), que clasifica y valora diferentes tipos de datos —como ubicación, historial de consumo o preferencias de contenido—. Así, cada usuario puede saber cuánto valen sus datos en el mercado y recibir una compensación proporcional.
“Este es un paso relevante hacia la equidad digital, al reconocer el valor intrínseco de los datos de cada ciudadano. Creemos que esta iniciativa puede sentar las bases para un modelo de propiedad de datos que promueva la inclusión financiera y redefina la economía digital desde una perspectiva más justa”
Rodrigo Assumpção, presidente de Dataprev.
Esta arquitectura busca romper con el modelo dominante donde los datos son recolectados masivamente sin un conocimiento completo e informado ni beneficios directos para los usuarios que los generan.
Los beneficios clave: poder ciudadano y economía digital
- Propiedad real de los datos
Por primera vez, los ciudadanos podrían ejercer control total sobre su información personal. Esto representa un giro importante en la economía digital, donde las grandes tecnológicas han concentrado durante años el valor generado por los datos. - Transparencia y confianza
El modelo promueve un intercambio de datos más justo y regulado. Las empresas que deseen acceder a la información deberán cumplir estándares de transparencia y ofrecer contraprestaciones claras. - Innovación para empresas
Al acceder a datos de mejor calidad —autorizados directamente por los usuarios— las compañías podrán diseñar productos y servicios más personalizados (por ejemplo, publicidad); esto mejoraría la competitividad y la relación con los consumidores. - Nuevas fuentes de ingreso
Los usuarios brasileños podrían ver un ingreso extra a partir de su actividad digital. Así se abriría un nuevo frente para la inclusión económica, especialmente en segmentos donde el acceso a empleos formales es limitado. - Impulso al ecosistema digital
La valoración del dato como bien transable puede dinamizar industrias como fintech, seguros, salud, bienes raíces y educación digital, generando un nuevo motor para la economía.
México, un terreno fértil para la economía de datos
Con más de 100 millones de usuarios de internet, México podría beneficiarse enormemente de explorar un modelo similar.
Actualmente, la legislación mexicana (como la Ley Federal de Protección de Datos Personales) protege el uso de la información, pero no otorga a los ciudadanos derechos de propiedad. Un esquema como dWallet significaría pasar del consentimiento a un modelo activo de participación y beneficio económico.
¿Una nueva etapa para la web?
Lo que plantea Brasil con dWallet no es solo una innovación tecnológica: es una redefinición del contrato social en internet. Si hasta ahora los usuarios eran el producto, el nuevo modelo los convierte en socios.
Para México y América Latina, esto abre una ventana estratégica. En un mundo donde los datos personales son el nuevo petróleo, la capacidad de monetizarlos de forma justa y controlada podría ser la clave para cerrar brechas económicas y fortalecer la soberanía digital.
Fuente:Excelsior