Este viernes 11 de julio, la presidenta Claudia Sheinbaum realizará una visita más a Sinaloa. Su llegada se da en un momento delicado, casi simbólico: el estado atraviesa una de sus etapas más violentas en años recientes y, al mismo tiempo, busca posicionarse como un polo de desarrollo estratégico en el noroeste de México.
La visita de la jefa del Estado mexicano no puede ser entendida solo como un acto protocolario. Debe ser una señal clara de que Sinaloa no está solo. Porque hoy, lo que necesita el estado, más allá de giras y discursos, es presencia real del gobierno federal en dos frentes fundamentales: seguridad y desarrollo económico.
La herida abierta de la inseguridad
Sinaloa está herido. Lo dicen los datos, lo confirma el Consejo Estatal de Seguridad Pública y lo siente cada ciudadano que vive con miedo al caer la noche. El gobierno de RUBEN ROCHA MOYA ha hecho esfuerzos visibles: cambios en mandos policiales, fortalecimiento de mesas de seguridad, coordinación con la Guardia Nacional. Pero la realidad es tozuda. Los levantones, homicidios, robos y desapariciones continuan.
El crimen no respeta límites, y tampoco distingue entre niveles de gobierno. Por eso, la estrategia federal debe cambiar. Se necesita más inteligencia y menos militarización; más justicia y menos simulación; más inversión en prevención y menos reacción tardía. La llegada de Sheinbaum es una oportunidad para redibujar la política de seguridad nacional con un enfoque regional.
El potencial económico que no despega
Sinaloa no solo es tierra de cultivo. Es una plataforma logística natural, con puertos estratégicos, una industria agroalimentaria potente, universidades de alto nivel y una juventud que quiere quedarse, no emigrar. Pero para que eso ocurra, el estado necesita una estrategia de desarrollo integral.
No se trata solo de atraer inversión privada, sino de acompañarla con infraestructura, crédito, innovación, capacitación y certeza jurídica. Sinaloa puede ser punta de lanza en el nearshoring, la economía verde o el turismo inteligente, pero requiere un verdadero plan federal de reconversión productiva.
Una propuesta concreta para Sheinbaum
Si la presidenta quiere dejar una huella duradera en Sinaloa, más allá de la coyuntura, debería anunciar desde aquí una Iniciativa Federal para la Pacificación y el Desarrollo del Noroeste, con tres ejes:
- Un Fondo Especial de Seguridad Regional, con recursos etiquetados para inteligencia, fiscalías locales, atención a víctimas y tecnología.
- Un Plan de Reactivación Económica con enfoque territorial, donde Sinaloa sea prioritario para nuevas inversiones federales, cadenas productivas, parques industriales y proyectos sustentables.
- Una Alianza Permanente con gobiernos estatales y municipales, que no dependa del color político, sino del compromiso con la estabilidad y el crecimiento.
Claudia Sheinbaum llega a Sinaloa no solo como presidenta, sino como símbolo del cambio prometido. Hoy tiene la oportunidad de demostrar que gobernar es también escuchar a las regiones olvidadas, intervenir donde se requiere y transformar donde más duele.
Sinaloa no quiere discursos, quiere resultados. Y este 11 de julio, el reloj empieza a correr.
Columna de opinión política | GRUPO NOVA RADIO