Sinaloa llega a la antesala de 2026 con una fotografía económica llena de contrastes: cifras de crecimiento y atracción de inversiones que llaman la atención a nivel nacional, pero también heridas abiertas en materia de seguridad, estructura productiva y desigualdad social. En medio de ese tablero, FELICIANO CASTRO MELÉNDREZ asume la Secretaría de Economía con una doble tarea: consolidar lo que funciona y corregir, con decisión política, lo que amenaza con descarrilar el desarrollo.
Un estado que crece por encima del promedio
Los números no son menores. De acuerdo con datos oficiales, Sinaloa encabezó el crecimiento económico del país en el primer trimestre de 2025, con un aumento de 7% respecto al trimestre inmediato anterior, según el ITAEE del INEGI.
En paralelo, el estado captó 9,377 millones de pesos en inversión privada solo en el primer trimestre de 2025, un incremento de 41% frente al mismo periodo de 2024. Y si se mira el periodo de noviembre de 2021 a septiembre de 2025, el gobierno estatal presume 114,772 millones de pesos en inversión privada apalancados en 232 certificados de promoción fiscal, con más de 30 mil empleos directos e indirectos generados.
A escala nacional, México vive un ciclo de atracción de capital sin precedentes: más de 40,900 millones de dólares en inversión extranjera directa entre enero y septiembre de 2025, un récord histórico marcado por el nearshoring y la relocalización de cadenas productivas hacia el país.
Sinaloa no está fuera de esa conversación: la IED en el estado creció más de 50% en el primer semestre de 2024 frente al mismo periodo de 2023, consolidándose entre las entidades más dinámicas en captación de capital foráneo.
Es, en buena medida, este terreno el que hereda y al mismo tiempo debe potenciar.
Inversiones ancla y visión de desarrollo
Bajo la presente administración estatal, entre enero de 2022 y marzo de 2025 se reportan más de 108 mil millones de pesos en inversión privada, un 13% más que en la administración anterior. No se trata solo de montos: hay proyectos emblemáticos que, si se concretan en tiempo y forma, pueden modificar la matriz productiva de Sinaloa.
Uno de ellos es el complejo de metanol que se promueve como una de las mayores inversiones industriales del noroeste del país, con una capacidad proyectada de 2.1 millones de toneladas al año. A esto se suman inversiones en sectores como el automotriz (nuevas agencias de vehículos en Culiacán) y la minería, con proyectos en Cosalá y Mocorito que el propio secretario ha puesto sobre la mesa como ejemplo de que “Sinaloa no se paraliza, siguen las inversiones”.
La reciente designación de un nuevo subsecretario de Promoción y Competitividad Económica, JOSÉ ROBERTO SÁNCHEZ ANGULO, va en la lógica de construir una estructura más agresiva en la promoción de proyectos y en el seguimiento a la cartera de inversiones. Si esa decisión se traduce en agilidad para destrabar trámites, certeza para los inversionistas y mejores encadenamientos productivos locales, será uno de los primeros aciertos administrativos atribuibles a la gestión de Castro Meléndrez.
El político: oficio, narrativa y virtudes personales
FELICIANO CASTRO no llega a Economía como un tecnócrata tradicional, sino como un político con larga trayectoria: excoordinador parlamentario, expresidente estatal de partido de izquierda, operador clave en la Junta de Coordinación Política del Congreso y hombre de confianza del gobernador en la Secretaría General de Gobierno.
Su discurso público se ha construido alrededor de la “otra política”, el humanismo solidario y la idea de que la economía debe leerse siempre desde la gente y no solo desde los indicadores macro. Esa narrativa se traduce en una virtud evidente: una sensibilidad social poco habitual en los encargados de áreas económicas. CASTRO MELÉNDREZ insiste en que los programas de bienestar han contribuido a sostener el mercado interno y que, mientras la población tenga para comer, estudiar y atender su salud, “eso también es economía”.
En otro frente, ha puesto énfasis en la reducción de la pobreza extrema, destacando que alrededor de 135 mil sinaloenses habrían salido de esa condición durante la actual administración, una cifra que, más allá del debate técnico, marca un objetivo político: que el desarrollo se mida también por cuánta gente deja de quedarse atrás.
A estas virtudes sensibilidad social, experiencia parlamentaria, capacidad de negociación se suma una cualidad clave para el cargo: conoce el mapa político del estado, sus alcaldes, sus cámaras empresariales y sus liderazgos sociales. No es un extraño que llega a “descubrir” Sinaloa; es un actor que ha tejido relaciones durante décadas. Esa red, si se pone al servicio de la agenda económica y no de la grilla, puede ser una ventaja competitiva.
Las grietas: seguridad, Mipymes y modelo agrícola
Pero la realidad también impone sus sombras. La inseguridad ha golpeado a Sinaloa no solo en términos humanos, sino económicos: cierres de negocios, afectaciones al sector inmobiliario como se ha documentado en Culiacán con la llamada “narcoburbuja” habitacional, pérdida de empleos formales y freno a proyectos.
Uno de los retos de su gestión: pasar del discurso general sobre bienestar a políticas económicas específicas para micro, pequeñas y medianas empresas que hoy padecen extorsión, falta de crédito, burocracia y una competencia desleal de la informalidad.
En el campo, el propio secretario ha respaldado públicamente los reclamos de productores agrícolas que exigen cambios de fondo en la política del sector, reconociendo que el problema va más allá de precios de garantía coyunturales.
La pregunta de cara a 2026 es si esa empatía se traducirá en una estrategia clara de reconversión productiva, diversificación de cultivos, agregado de valor y acceso a mercados, o quedará solo en acompañamiento político a inconformidades legítimas.
2026: el examen real
Si algo define el momento económico nacional es la importancia de la certidumbre jurídica, el Estado de Derecho y la seguridad tanto física como regulatoria para que las inversiones se sostengan y se expandan. En Sinaloa, esa verdad adquiere un matiz urgente: sin garantías para invertir, ningún incentivo fiscal será suficiente.
De cara a 2026, el examen de Feliciano Castro pasará, como mínimo, por cuatro grandes ejes:
- Profundizar la atracción de inversiones, pero con rostro local. Que los grandes proyectos industriales se traduzcan en proveedores sinaloenses, empleos con mejores salarios y transferencia de tecnología, no solo en cifras para el boletín de prensa.
- Escribir una política seria para Mipymes. Menos retórica y más instrumentos: créditos accesibles, simplificación administrativa real, digitalización de trámites, acompañamiento técnico y protección frente a la violencia y la informalidad.
- Dar un giro estructural al campo. Pasar de la lógica de apagar incendios con movilizaciones y bloqueos a un esquema de planeación de mediano plazo, reconversión productiva y cadenas de valor agroindustriales.
- Aprovechar el nearshoring sin sacrificar territorios. La llegada de empresas atraídas por la relocalización puede ser una palanca extraordinaria, siempre que se cuide el agua, el territorio y el tejido social, y que las comunidades sientan que ganan, no que son meros espectadores.
En este contexto, las virtudes personales de FELICIANO CASTRO su capacidad de diálogo, su estilo de izquierda con énfasis en lo humano, su conocimiento del entramado político y social de Sinaloa pueden ser un activo formidable. Pero la política, como la economía, se mide por resultados.
Si en 2026 Sinaloa sigue apareciendo entre los estados que más crecen, que más inversión privada e IED captan, y, sobre todo, si ese crecimiento se refleja en menos pobreza, más empleos formales y una economía menos rehén de la inseguridad, la gestión de CASTRO MELÉNDREZ tendrá argumentos sólidos para defenderse. De lo contrario, la historia será la de una oportunidad dorada desaprovechada.
Ahí, en esa delgada línea entre los buenos números y la vida cotidiana de los sinaloenses, se jugará la verdadera columna de opinión que escribirá la gente sobre su secretario de Economía.
Estaremos pendientes…
FELIZ DÍA DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA.
