Hablar con Viktor Karvatskyy, director de Adastra, un think tank ucraniano, no fue sencillo. La comunicación se interrumpía pero ni él ni los periodistas invitados por el CARI para analizar la invasión rusa perdieron la paciencia. “Necesitamos que se difunda todo lo que pasa, que se sepa todo, que haya información”, dice en más de una oportunidad.
Desde el este del país, sin una ubicación exacta por razones de seguridad, Karvatskyy habla acelerado de todo lo que sucede en su país. “Nosotros somos rehenes de la necesidad rusa de controlar la geopolítica”. Y asegura que las ambiciones de Putin son explícitas. Para él, nada tiene que ver la posibilidad de que Ucrania se una a la OTAN o que la alianza despliegue sus misiles en territorio ucraniano, para él detrás de esta invasión hay una idea mucho más poderosa, la posibilidad real de ejercer poder. “La idea es controlar la geopolítica, la posibilidad de ser respetado, de construir la gran Rusia”.
Karvatskyy explica que Ucrania es un elemento importante en esta idea de Rusia. “Putin ve la posibilidad de ser un gran poder en el mundo”.
En este contexto, cree que es clave la difusión de información, que se cuente lo que está pasando en su país y que las opiniones públicas influencien a sus gobiernos para aumentar la presión contra Rusia. “Vimos muy bien el respaldo latinoamericano en la Asamblea General de la ONU pero necesitamos más apoyo para aumentar el costo de la guerra para el gobierno de Putin”.
Karvatskyy asegura que no se necesitan grandes acciones pero sí pronunciamiento contundente. El silencio no puede ser una opción para él. “Necesitamos que anuncien embargos, que no acepten exportaciones rusas, que no acepten sus aviones, que muestren que están del buen lado de la historia…Todos desde todas partes del mundo pueden aumentar el costo de la guerra para Rusia”, insiste.
Hasta ahora ningún país latinoamericano cerró su espacio aéreo a naves rusas ni anunció sanciones económicas contra el Kremlin. Estas medidas serían más un declaración de principios que una herramienta efectiva contra la invasión pero, para Karvatskyy, eso también sumaría.
Brasil, por ejemplo, fue muy duro en su intervención en la última reunión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre las medidas impuestas por las potencias occidentales. “Seamos muy prudentes a la hora de avanzar en la Asamblea General. La aplicación de sanciones selectivas, que podrían afectar a sectores como el de los fertilizantes y el trigo, con fuerte riesgo de hambruna, conllevan el riesgo de exacerbar y extender el conflicto y no de resolverlo”, afirmó el representante permanente de Bolsanro, Ronaldo Costa Filho.
Por el lado de Argentina, si bien existió una condena a la invasión, también hay resistencia a las medidas. “Argentina no considera que las sanciones unilaterales sean un mecanismo para generar paz y concordia, o generar una mesa de diálogo franco que sirva para salvar vidas”, dijo este jueves el canciller Santiago Cafiero.




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