Los Mochis, Sinaloa._ Entre el ir y venir de compradores en el Mercado 030, los churros “Sánchez Cota” continúan siendo un punto de referencia para quienes buscan un sabor tradicional, pese a los desafíos económicos que han puesto a prueba la permanencia de este pequeño negocio familiar.
El puesto, ubicado en la parte exterior del mercado, ha logrado mantenerse activo aun cuando el panorama no es el más favorable. Los incrementos constantes en los insumos y la baja afluencia de compradores han complicado las ventas, pero ni eso ha frenado el trabajo de Guadalupe Cota y su esposo, Ricardo Sánchez.
Durante más de tres décadas atendieron en la esquina de Obregón y Guillermo Prieto, donde lograron consolidar una clientela fiel. Sin embargo, en noviembre de 2016 fueron reubicados al Mercado 030, punto que —según comentan— no tiene el mismo flujo comercial.
“Nos trajeron para acá con muchas promesas que aún no se cumplen. Las ventas aquí son muy distintas, mucho más bajas. Aun así, seguimos trabajando, aunque el calor y la poca clientela lo hacen difícil”, recordó Lupita.
La familia explica que en un inicio solo preparaban churros, pero al disminuir las compras optaron por sumar donas y agua de cebada con la esperanza de mejorar las ganancias. Aun así, la situación no ha cambiado mucho.
“Pasa mucha gente, pero la mayoría viene de trabajar o llega desde ejidos y colonias. Muchos apenas traen lo justo para el camión”, comentó.
Por ello, en ocasiones deciden bajar uno o dos pesos al precio cuando ven que los clientes no completan. En su caso, no existe un producto estrella: algunos días las donas se venden más, y otros, los churros.
Aunque en la ciudad los churros azucarados ya cuestan 8 pesos desde hace meses, los “Sánchez Cota” se mantienen voluntariamente un peso por debajo, tratando de conservar sus ventas.
“Nos dijeron hace casi un año que debíamos subir a ocho pesos por la carestía, pero hemos aguantado porque la gente batalla mucho. Llegará el momento en que tengamos que ajustarlo, porque la ganancia ya es mínima”, señaló.
Pese a todo, el aroma de sus churros recién hechos sigue atrayendo a quienes reconocen en este negocio no solo un producto, sino una tradición que se niega a desaparecer.



