Rusia aseguró este miércoles, día 63 de la invasión a Ucrania, haber destruido una “gran cantidad” de armas que los países occidentales entregaron a Ucrania, y cortó el suministro de gas a Polonia y Bulgaria, una decisión que la Unión Europea tildó de chantaje.
El conflicto, que entró en su tercer mes, se intensifica sobre todo en el este y el sur de Ucrania, donde Rusia centra ahora sus esfuerzos militares.
Pero el conflicto también corre peligro de extenderse más hacia el oeste de Europa tras varias explosiones en la región moldava de Transnistria, fronteriza con Ucrania y ocupada por las fuerzas de Moscú desde hace décadas. Putin amenazó a los países que apoyan a Ucrania con “ataques rápidos” usando armas “de las que nadie más puede presumir”, en alusión al armamento hipersónico.




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