Ver un perro guía siempre llama la atención. Son animales nobles, tranquilos y transmiten una gran ternura. Sin embargo, aunque parezca inofensivo y hasta entrañable, acariciarlo mientras está en servicio no es una buena idea.
Este acto, que puede parecer una muestra de cariño, puede interferir seriamente con su labor y poner en riesgo la seguridad de la persona a la que guía.
Para quienes tienen discapacidad, el perro guía no es solo un compañero, es una extensión de sus sentidos. A través de él pueden moverse por la ciudad, sortear obstáculos, cruzar calles y llevar una vida más autónoma.
Por eso, cualquier distracción para el perro puede convertirse en un problema real para la persona a la que ayuda.

¿Por qué no se debe acariciar a un perro guía?
Aunque estos perros son amistosos y están entrenados para obedecer, su rol cambia completamente cuando están trabajando. Tienen dos modos bien definidos: el modo de juego, en el que se comportan como cualquier otro perro; y el modo de trabajo, en el que deben mantener la concentración al máximo.
La diferencia entre ambos momentos se reconoce fácilmente: cuando llevan puesto el arnés, significa que están en servicio. Y aquí es donde debemos tener mayor cuidado.
Muchos arneses llevan un mensaje muy claro y directo: “No me toques, estoy trabajando”. Esta frase no es un capricho ni una exageración, es una advertencia para proteger la labor del perro guía y, por extensión, la integridad de su usuario.

¿Qué puede pasar si acaricias a un perro guía?
Cuando tocas, acaricias o llamas la atención de un perro guía en servicio, podrías estar interrumpiendo una orden, desorientándolo o simplemente desviando su concentración. Incluso un gesto pequeño puede alterar el enfoque del animal y poner en riesgo el desplazamiento de la persona ciega.
Además de las caricias, hay otras acciones que debemos evitar: no se debe ofrecer comida al perro guía, ni siquiera cuando no esté trabajando, ya que esto puede provocarle problemas digestivos o distraerlo. Tampoco es recomendable que otros perros se acerquen sin control.
Aunque los perros guía están entrenados para mantener la calma, siguen siendo animales, y sus instintos siguen presentes.

Todos podemos ayudar a que cumplan su función
El respeto por el trabajo del perro guía no recae solo en la persona que lo utiliza, sino en toda la sociedad. Darle su espacio, no acariciarlo, no hablarle, no tocar su arnés y mantener a nuestras mascotas controladas son gestos simples pero esenciales para que pueda cumplir con su función sin interrupciones.
Si bien puede parecer duro o incluso triste no poder acariciar a un perro tan simpático, debemos recordar que está cumpliendo una misión fundamental: guiar de forma segura a alguien que no puede ver o a quien necesita su ayuda.
Por eso, la mejor forma de demostrar aprecio por estos perros es dejarlos trabajar tranquilos.
Fuente:Excelsior



