Tras la controversia generada en redes sociales por el caso de un presunto estadounidense que corrió a un trabajador mexicano por comer en la entrada de su casa en Mazatlán, la presidenta de México se pronunció enérgicamente, pidiendo respeto para las y los mexicanos.
En su mensaje, la mandataria subrayó que en México no se toleran actitudes clasistas, ni racistas, y enfatizó que todas las personas merecen ser tratadas con dignidad y respeto, sin importar su origen o condición social.
“Actitudes clasistas y racistas no son aceptadas en México”, sentenció la presidenta, al reiterar que es un país de puertas abiertas, pero que exige respeto para sus ciudadanos.
El caso, que se viralizó rápidamente en redes sociales, generó indignación y un amplio debate sobre la convivencia entre locales y extranjeros, particularmente en destinos turísticos como Mazatlán, donde la presencia de residentes de otros países ha aumentado en los últimos años.