Investigadores declararon que su genoma mostraba que Beethoven tenía predisposición a enfermedades hepáticas y estaba infectado por la hepatitis B
Utilizando cinco mechones de pelo, científicos secuenciaron el genoma de uno de los compositores musicales más importantes de la historia, Ludwig van Beethoven, casi dos siglos después de su muerte, lo que permitió comprender mejor su enfermedad hepática mortal, pero no su pérdida de audición.
Los investigadores declararon que su genoma mostraba que el compositor alemán tenía predisposición genética a padecer enfermedades hepáticas y estaba infectado por el virus de la hepatitis B.
La autopsia realizada tras su muerte en Viena en 1827 a la edad de 56 años, determinó que padecía cirrosis hepática, una enfermedad causada a menudo por el consumo crónico de alcohol. Los nuevos hallazgos sugieren que hubo múltiples factores detrás de su enfermedad hepática, incluyendo la genética, la infección viral y el consumo de alcohol.
La presencia del virus de la hepatitis B, incorporado al genoma de Beethoven, indicaba una infección hepática al menos unos meses antes de su muerte y quizá antes.
Beethoven experimentó una pérdida de audición progresiva a partir de los 29 años y a los 44 su pérdida de audición era total, aunque siguió componiendo obras maestras.
Beethoven fue un compositor brillante e innovador de sinfonías, sonatas, conciertos y otras piezas, además de una ópera. Muchas de sus obras se han hecho inmortales, como las Sinfonías nº 5, nº 6 y nº 9, la Sonata Claro de Luna y Für Elise.
Los investigadores analizaron ocho mechones de pelo procedentes de colecciones públicas y privadas de Estados Unidos y Europa, y determinaron que cinco de ellos coincidían y eran casi con toda seguridad auténticos suyos. El mejor conservado, llamado “mechón Stumpff” por el nombre del hombre que lo poseyó, se utilizó para secuenciar su genoma.
Fuente: Excélsior



