Desesperación, frustración alegría, emoción y nerviosismo, todo lo que hay detrás del personaje con el que Brendan Fraser regresó a la actuación
Sentado en su silla de ruedas y con dos cajas de pizza frente a él, Charlie comienza a devorar cada una de las rebanadas mientras en su rostro sólo se ve la agonía y desesperación. En el siguiente plano se mira al hombre con obesidad desplazándose en su silla de ruedas para sacar de los cajones más comida y comerla sin que las combinaciones importen incluso si los sabores son contrarios como es el caso del pan para sándwich, papas de hojuela y mermelada. Así se vio una de las escenas más comentadas de “La Ballena”, la exitosa película de Darren Aronofsky que ha desatado la crítica por mostrar atracones de comida como estos.
Esta semana se cumple un mes del estreno en México de película que sigue dando mucho de qué hablar y a la que la crítica no deja libre con temas tan variados como es el regreso de Brendan Fraser a la pantalla grande, o bien, de si se trata o no de un filme que promueve la gordobofia en lugar de criticarla; sin embargo, las mismas opiniones han dejado de lado otros aspectos que se ven reflejados en “Charlie”, algunos de los más importantes y significativos son la ansiedad, depresión y los atracones de comida que han desatado la polémica entre los espectadores.
Estudios recientes han demostrado que la comida sí es un regulador emocional a algunas situaciones, pero bajo ninguna circunstancia deben de confundirse con un TCA, pues en este último caso lo que se detectan “es una serie de sintomatologías de frecuencia, de constancia que hay que tener un cuenta” y que hace un psicólogo o psiquiatra; es por ello que resulta imposible afirmar que el personaje sufre de este problema, incluso si lo vemos presentar dichas conductas.
A pesar de ello, en la narrativa de “La Ballena” se retoma el impacto de ciertos alimentos chatarra y que son de fácil acceso, especialmente en una sociedad como la norteamericana, como es el caso de la pizza que el protagonista pedía y que siempre recibía del mismo repartidor, que más allá de ser una representación del consumo en exceso de alimentos, también era una forma en la que el protagonista tenía contacto con el exterior y de ahí los acercamientos entre estos dos personajes.
Fuente: El Heraldo de México