En los últimos meses, el Congreso del Estado de Sinaloa y la Universidad Autónoma de Sinaloa han estado en disputa.
Mucho se presume de violar los derechos autónomos de dicha institución, la cual se ha prestado a procesos jurídicos a raíz de las auditorías que se realizan, porque sí existe una autonomía, como también existe un recurso federal y estatal para la Casa Rosalina.
De algo estoy segura, es que la UAS es una institución buena, con buenos doctrinarios, es el “Alma Mater” de muchos profesionistas y buenos profesionales, lo que sí nunca me ha terminado de convencer es el tema autónomo.
Autónomo para ¿quiénes? Siendo sinceros, a quienes nos gustan estos temas y no compartimos con ideales “pasistas”, sabemos que la autonomía tiene un régimen liderado por un partido político; la autonomía se muestra delimitada y beneficiada solo para unos cuantos, entre ellos, alumnos con interés o afines políticos diferentes, y no decir de catedráticos dentro de la institución.
Tan beneficiosa es la autonomía y tan en riesgo está el grupo político, por lo cual optaron impartir clases en una modalidad virtual, por el simple hecho de temer una “consulta ciudadana” impartida por el Congreso del Estado de Sinaloa.
Concluyo mi pensar solo con decir: externos no pueden violentar la “autonomía” cuando quien la ha violado está en casa.