No hubo magia de Pedri, talento de Gavi o goles de Aubameyang. La racha de 15 juegos consecutivos sin perder acabó.
El Barcelona volvió a ser un equipo sin idea como con Ronald Koeman antes de llegar Xavi al banquillo. Eso lo aprovechó el Eintracht, que con un penal absurdo de Eric García al minuto 4 comenzó su calvario por la gran ejecución del serbio Filip Kostic para el 0-1.
Lejos de replegarse o jugar con línea de seis como el Atlético de Madrid en Champions, el Frankfurt se convirtió en un vendaval de llegadas por diferentes costados del campo, obligando a Ter Stegen a convertirse en figura y gracias al alemán el marcador no fue tan abultado.
Eso sí, el portero alemán pareció ser cómplice en un zapatazo del colombiano Santos Borré, a quien no se le quita mérito por el señor golazo desde fuera del área para el 0-2 que dejó helado al Camp Nou, que incluso en la tribuna parecía perder ante el Eintracht dado el gran apoyo de la parcialidad visitante.
En el segundo tiempo, Xavi Hernández no tuvo más que tirar con todo a su equipo al frete, metió a Adama Traoré, a Luuk de Jong y a todos los que pudiera, pero esta plantilla no tiene el peso específico para resolver noches tan difíciles como esta a nivel continental.
El último clavo al féretro del Barcelona lo puso de Kostic. El serbio, en una descolgada de un saque de manos, se metió al área y cruzó por completo a Ter Stegen, sentenciando una noche inolvidable para ambos equipos, aunque por distintas razones. Los dos tantos del Barça llegaron en el agregado por medio de Busquets y de Depay con un penal.




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