Igual que hace dos semanas, lugareños videograban la pesca comercial de los navíos en una zona reservada exclusivamente para pesca deportiva
Desde el anonimato, lugareños videograbaron la pesca que tres barcos atuneros realizaron en El Farallón de San Ignacio, el santuario de un ecosistema protegido y reservado para la pesca deportiva, ubicado en pleno corazón del mar de Cortés, en Topolobampo (Sinaloa).
Igual que hace dos semanas, los denunciantes señalaron la presencia de los buques de pesca comercial a través de videos e imágenes que no tardaron en hacer correr entre sus agremiados, incluso a la autoridad federal competente.
Esta vez, a diferencia del pasado 13 de octubre cuando se denunció por vez primera de la presencia de los atuneros, llamó la atención que en el lugar hubiese acudido personal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), a juzgar por el rótulo de la dependencia en una panga que aparece en el material fotográfico compartido.
Hasta el momento, sin embargo, la Procuraduría no ha emitido postura oficial alguna sobre el motivo que lo orilló a asistir en atención a la denuncia de lugareños.
Hasta el momento, sin embargo, la Procuraduría no ha emitido postura oficial alguna sobre el motivo que lo orilló a asistir en atención a la denuncia de lugareños.
Santuario para la pesca deportiva
El Farallón de San Ignacio, enclavado en el también llamado golfo de California, no solo es un sitio obligado y referencial para la pesca deportiva, sino el hábitat de mayor importancia para la conservación de infinidad de especies con el 50 por ciento de su población reproductora.
En el video compartido en redes sociales, se observa cómo los pescadores encaran a los tripulantes de los barcos y les preguntan que por qué deciden pescar en la zona, pero no se obtiene respuesta.
Estos grandes barcos realizan pesca comercial y, por el tipo de arrastre que se desarrolla, su actividad viene a significar un atentado de seria depredación para las diversas especies del sitio al barrer con todo lo que en sus redes se enganche.
En derredor de El Farallón no solo se erige una hermosa y gigantes roca donde habitan lobos marinos, sino es el albergue natural de atunes, barriletes y hasta picudos.
Y la presencia de barcos que no cuentan con el permiso correspondiente para ello vendrá a romper su cadena alimentaria y el ecosistema marino, donde la pesca deportiva es la modalidad que predomina.
A juzgar por los dichos de llos denunciantes que plasmaron a través de evidencias de fotos y videos, una de las embarcaciones es la misma que se observó hace dos semanas en el mismo sitio y que fue denunciado como posible pesca furtiva en el lugar.
Tras la primera denuncia pública publicada el pasado 13 de octubre, dirigentes pesqueros consideraron la práctica como ‘una invasión y devastación de especies marinas’.
En su momento y luego de señalar la presencia de los buques atuneros, José Alfonso Chaparro Bojórquez, presidentes de la Federación de Cooperativas Pesqueras Siglo XXI, y Leonel Sánchez Cota, de la Federación de Cooperativas Pesqueras del Norte de Sinaloa y Sur de Sonora, calificaron como ‘grave’ este tipo de incursiones en las áreas de pesca protegidas al provocar el saqueo de las especies que ahí se reproducen.
FUENTE: bigfish
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