Si bien las embarazadas están en situación de riesgo ante infecciones en general, la irrupción del COVID-19 representa una preocupación mayor por ser un padecimiento nuevo, afirmó la investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Rosario Cárdenas Elizalde.
Explicó que el periodo de gestación representa una trasformación fisiológica y metabólica que afecta la parte inmunológica, lo que hace que el organismo sea más susceptible a alguna enfermedad.
Por ejemplo, “en 2009 el brote de influenza AH1N1 incrementó en México la mortalidad materna durante el embarazo, por lo que una de las primeras indicaciones ahora ha sido considerar a las mujeres en este estado en condición de mayor vulnerabilidad”.
Hasta ahora, sin embargo, no se ha encontrado una transmisión intrauterina del coronavirus ni se ha asociado a un peligro mayor de aborto, muerte prenatal o secuelas en el desarrollo fetal.
Aún son pocos los estudios sobre el tema, debido a que estamos en el transcurso de la pandemia y la información ha sido limitada”, indicó.
Lo que sí está claro, dijo, es la relevancia de que los grupos vulnerables al COVID-19 se mantengan aislados para reducir la exposición y evitar futuras secuelas.
Por lo que “las medidas de prevención que debe adoptar una mujer gestante son: aislamiento social, lavado de manos frecuente, distancia segura de los demás, higiene en el hogar, buena alimentación e hidratación”.
También, aseguró, es necesario que cuenten con el cuidado requerido desde el inicio de la gestación.
Hay que revisar la condición de exposición al virus; realizar pruebas que permitan detectar si sufrió la enfermedad, aunque no haya registrado síntomas, y hacer un seguimiento después del embarazo, tanto a ella como al hijo”, agregó.
Esto aportará información valiosa en el tiempo, “porque ahora mismo la pandemia está en curso y vamos a tener que reunir la totalidad de datos estadísticos en los niveles nacional e internacionales para sistematizarlos”, precisó Cárdenas Elizalde.
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