La expresidenta del partido dice que sus contrincantes viven en un mundo de engaño, de ficción; acusa a Ramírez Cuéllar de intentar dañar su imagen.
Para la expresidenta de Morena y actual secretaria general, Yeidckol Polevnsky, la elección por la dirigencia está ganada porque cuenta con el apoyo y reconocimiento de la militancia, mientras los demás aspirantes “viven en un mundo paralelo, de engaño o ficción”.
Define que el suyo es un partido diferente. “Muchos quieren calificarlo desde sus visiones del PRI, del PRD o desde los partidos en los que han estado. Pero no lo conocen”, sostiene en alusión a las propuestas del resto de los aspirantes.
Asegura que el dirigente interino, Alfonso Ramírez Cuéllar, no logró tirarla con sus acusaciones y que es “una patraña” decir que el presidente López Obrador tiene a Mario Delgado como favorito para el relevo partidista, cuando han sido públicas “las regañizas que le ha puesto” por las tareas pendientes del gobierno que dependen “del incumplimiento de la Cámara de Diputados”.
Bajo el argumento de que los demás aspirantes van a fusilarse sus propuestas, Yeidckol Polevnsky prefiere reservárselas para un futuro debate.
En mi gestión, con un partido nuevo, ganamos la Presidencia de la República, la mayoría en el Senado y en la Cámara, 17 Congresos estatales. Y en 2019, volvimos a ganar Puebla y Baja California y 11 de 15 diputados locales en Quintana Roo. Y cuando había que ir a los debates, yo nunca oí hablar de Gibrán (Ramírez) ni de nadie por el estilo”, comenta.
Señala que nadie puede considerarse candidato ni es tiempo aún de hacer campaña porque falta que se depure la lista “con tantos que entraron de relleno para empantanar el proceso”.
Critica a quienes, sin embargo, se andan promoviendo entre la militancia, aunque dice comprenderlo. “Tienes ahí un par de diputados que siguen cobrando como diputados, sin pedir licencia y que, como no tienen trabajo dentro del partido, andan buscando que la gente los conozca”.
Excandidata a la gubernatura mexiquense y al frente de Morena durante la campaña de 2018, la también expresidenta de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), dice que a algunos de sus compañeros, por venir de la oposición, les cuesta entender que ya están en el gobierno y que el partido debe ajustarse a esta nueva realidad.
Interrogada sobre los señalamientos del diputado Porfirio Muñoz Ledo de que se necesita un partido orgánico y de formación de cuadros, la exsenadora por el PRD responde:
A mí me tocó meterlo en las listas para que fuera diputado externo. Él no es militante de Morena. Quizá está escuchando lo que le dice algún amigo o amiga, pero él realmente nunca ha participado en una reunión ni en una estructura del partido. No sabe cómo funciona”.
Y se refiere a la promotora de la candidatura de Muñoz Ledo.
Como la contadora Bertha Luján simplemente encontró que no tenía capacidad de ganar una encuesta, donde ella no manipulara ni tuviera el padrón en sus manos, renunció a participar y buscó a quién podía poner para que me haga competencia. Y con Porfirio Muñoz Ledo son viejos amigos. Tengo duda de si Bertha Luján también viene del PRI. Pero hay que recorder que ella ni siquiera ha podido reunir el quórum para una reunión del Consejo de Morena. Así que eso de que su grupo es poderosísimo, yo no lo veo”, describe.
En la base del partido a la que conocen es a mí, porque la que ha trabajado para apoyarlos de candidatos y la que ha caminado cuando hay que registrarlos y pelear en los tribunales, soy yo. Y ahí no vi ni a Mario Delgado, ni a Muñoz Ledo ni a Bertha Luján”, contrasta.
Descarta que una eventual consulta abierta a la población, como método para definir la dirigencia, pueda afectarla en comparación a los demás perfiles. “Tengo trabajo que me valida”, insiste.
Pero enfatiza que todavía no está diseñado el formato de esa encuesta y espera que, como ha sucedido en Morena, el INE convoque a los participantes para acordar las preguntas que habrán de aplicarse.
Sostiene que si bien hubo una intención “absolutamente perversa” de Ramírez Cuéllar para dañar su imagen con los señalamientos de presuntos malos manejos, éstos “se le han ido cayendo y ni siquiera he tenido que defenderme”.
Considera resuelta la preocupación del Tribunal de garantizar la paridad en la elección: “Es una cosa muy fácil, puesto que nosotros ganaremos la presidencia y quedaría en la secretaría general un hombre”.
Y concluye: “No hay competencia. Porque los partidos tienen como una de las tareas fundamentales ganar elecciones. Y si algo hemos demostrado es que nos aplicamos y sabemos ganarlas. Los compañeros me conocen. Y en la base, ninguno de los otros tiene ni trabajo ni méritos ni nada que se le parezca”.
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